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miércoles, 4 de marzo de 2015

Montañas de papel

Porque las montañas no son solamente las de roca y hielo. También hay otras que nos hacen soñar. Las Montañas también pueden ser de papel.

Las montañas de papel son esas a las que nos traslada cierta gente que tiene la difícil capacidad de transmitir su pasión por la montaña en sus escritos. Gente que en unas pocas líneas puede hacer que te suden las manos, o que te den escalofríos por la espalda. Esta gente te sabe contar sus esfuerzos, sus alegrías, sus inquietudes, miedos y deseos de forma que te hacen parte de ellos.

Desde siempre he disfrutado con la literatura de montaña, encontrando en ella un complemento fundamental a mi afición, digamos, física. En los libros (también en artículos en revistas, y más recientemente en webs, blogs y demás) encuentro fuentes de inspiración.

Ha llegado por fin un libro esperado hace tiempo: “Historias de Vivac” de Alfredo Iñiguez.


 Sé que el mío es uno de los primeros ejemplares como cliente particular. Para esto he partido sin duda de una posición privilegiada. Nada más cogerlo ya se me puso una sonrisa en la cara y no tardé más de diez minutos desde que salí de la tienda hasta que lo empecé. Desde su primera página (incluido el prólogo) me está gustando. Voy casi por la mitad en dos sentadas.

Su autor simplemente derrocha talento. A lo largo de las páginas, con gran ritmo, va pasando por descripciones detallistas de las situaciones más variadas, algunas realmente inverosímiles. Serio en algunas ocasiones, cargado de ironía y de humor en las más. Imaginativo y sagaz. Con continuas referencias históricas que reflejan su respeto a sus predecesores.

En este libro se nos describe la Edad de Oro de la escalada libre en España, desde un punto de vista protagonista. Esa época en la que se amontonaron (en el tiempo, no en el espacio) la mayoría de las aperturas de las vías que hoy llamamos clásicas.


En un momento dado Iñiguez agradece la ayuda de la gente con la que empezó a escalar, gente gracias a la cual él mismo dice adelantó años de aprendizaje. 
Curiosamente yo tuve la gran fortuna de conocer a varios de esos mismos elementos históricos (Luis Rubio, Miguel Rodríguez, Luismi Cuartuquilo…), década y media después que él, y también tuve el privilegio de aprender de ellos y compartir con ellos muchos días de montaña. A lo largo de los años me han ido contando historias y anécdotas varias de aquellos días (me encantaría que también las escribieran). Iñiguez lo ha puesto por escrito y además lo ha hecho de forma brillante.

Para mí, el hecho de conocer bastantes de los escenarios narrados, algunas de las gentes y sumado al haber recorrido muchas de sus vías, hace que me sitúe, que la sensación aumente y que disfrute el libro intensamente.

Además del relato de esta época histórica, por otro lado Iñiguez nos transmite de múltiples formas su pasión por la montaña en su concepto más amplio y sincero, desde el fondo del asunto y sin necesidad de maquillajes o postizos adicionales. Esa pasión no se quedó en los ochenta sino que continuó a lo largo de toda su vida y abarca la montaña en todas sus dimensiones.

Leo con avidez pero también con pena porque lo voy a liquidar en muy poco tiempo. Aunque lo bueno si breve...

Lamentablemente Iñiguez nos dejó hace unos años ya, en un mal día en su querida Quirós. 
Los textos ya estaban listos por entonces, pero ha sido gracias al empuje de su familia que ahora los podemos disfrutar.
También sin duda gracias a Boza por haber apostado por su edición: estoy seguro de que va a ser un éxito.


No hace falta tener las botas puestas o la cuerda amarrada para vivir la montaña. 
Gracias Iñiguez, pleased to meet you.



4 comentarios:

  1. Cojonudamente explicado. Si se suda y se pasa miedo en el texto, el escritor se pasea a su aire por tu desván. Salud.

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    1. Mon, lo terminé ya hace unos días. Aunque ya había leído en la red varios de los relatos lo disfruté un montón. Muy recomendable.
      Un saludo

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  2. Leí esta reseña cuando se publicó y me gustó tanto que hoy he vuelto a releerla. Creo que Alfredo no podría haber imaginado para su libro un lector más sensible y una lectura más profunda que la reflejada en "Montañas de papel". Elisa Villa.

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    1. Gracias Elisa. Hay gente con mano para transmitir escribiendo, Iñiguez claramente estaba entre ellos. Otros lo disfrutamos. Y mucho.
      Un saludo

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