LA MONTAÑA COMO PASIÓN, COMO ESCENARIO INFINITO SOBRE EL QUE DISFRUTAR INTENSAMENTE DE LA VIDA,
DONDE ESCALAR, ESQUIAR, PEDALEAR, CORRER, CAMINAR...
DONDE LOS AMIGOS, EL ESTILO Y LAS FORMAS CUENTAN, Y MUCHO

domingo, 28 de diciembre de 2014

Correr por el placer de hacerlo

Hace ya casi tres años que me recomendaron (por mi propio interés) dejar de correr.
Cuando el traumatólogo, con mirada elocuente, te pone una prótesis encima de la mesa, uno tiende a hacerle caso.
Lo echo mucho de menos, casi todos los días, como suele pasar con todas las cosas que te quitan.
Todavía de vez en cuando salgo un rato, o por el monte se me escapan las piernas, pero en general he dejado de correr.


El viernes por la noche terminé de ver la pelicula de Kilian Jornet "Summits of my life".
El hecho de que sólo unos días antes Kilian hubiera batido el impresionante record de Jorge Egocheaga en el Aconcagua no tuvo en realidad nada que ver.
Fue pura coincidencia: sucedió que me vi solo en casa (algo realmente raro) y con un rato para ver lo que me apeteciera en la tele, y entonces me acordé de que la tenía pendiente.


Me encantó. 
Me pareció impresionante, motivante y bien rodada. 
Sin entrar a analizar los retos o los tiempos (apabullantes), simplemente con la calidad de las tomas, los paisajes y el ambiente general, hace que le entren a uno ganas de correr.


Con esta película he recordado lo mucho que me gustaba correr, especialmente por el monte.

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Guarreando en el elixir

Sábado 20 Diciembre 2014
Pablo Luque
Peña Ubiña (2.417 m) “Elixir de la suerte” (III, 2+, 50º, 550 m)


Pues sí, eso fue lo que pasó, por contradictorio que pueda sonar.
Para allí nos fuimos en busca del elixir (no de la vía en concreto, sino del concepto), y en mitad de la nube lo encontramos, aunque hecho una guarrada. Y entonces guarreamos, y nos lo pasamos fenomenal.
La previsión de la meteo no era buena (llevamos semanas así), pero las ganas de salir y las restricciones de agenda me hicieron buscar compañero para el sábado. Pablo, igual que yo, quería ir de monte aunque fuera a caminar. Dudamos entre tirar a Picos o a Ubiña, decidiéndonos al final por esta última. Con dudas respecto a la previsión y sin referencias de la calidad de la nieve, al menos en Ubiña las aproximaciones son mucho más cortas.
Mientras nos preparábamos en Torrebarrio, la nube meona nos mojaba bastante. La temperatura era alta, 3 grados: yo salí con la chupa encima de una camiseta térmica, y con el pantalón de gore puesto (que no pongo casi nunca). El día ya pintaba guarrete.


La intención era intentar hacer la “Lotus”, una vía nueva para los dos, pero nos temíamos que no tuviera nieve suficiente. Cuando alcanzamos la curva de la pista en la que hay que decidir, una visión parcial del monte nos confirmó lo que ya pensábamos: la parte inicial de la “Lotus” estaba totalmente en roca. Decidimos dejarla para cuando esté en condiciones de disfrutarla, y seguir hacia la Norte confiando que allí hubiera más nieve.


Charlando remontamos el hombro que conduce a la Aguja. Allí, cuando la nieve ya dominaba y a ratos parecía más dura, paramos a poner el arnés y los crampones. La temperatura seguía alta (hasta aquí vinimos los dos sin guantes) y la nube seguía metida: no veíamos apenas nada. Después de comer algo, y prepararnos, salimos para arriba ahora sí ya con guantes (y con las manos como tablas, los dos también).
Con las condiciones reinantes, la “Elixir de la suerte” parecía la mejor opción: es una vía que va buscando rampas de nieve, no tiene resaltes grandes y además los dos la habíamos hecho varias veces, así que la conocíamos. No obstante, los dos también nos habíamos tenido que dar la vuelta en ella alguna vez, cuando la nieve no daba buena sensación: las palas son tumbadas, pero cuando está inestable puede marchar todo. Hoy creíamos que no iba a ser así.


Los primeros tres largos del croquis son los más delicados, hoy los hicimos sin cuerda. Luego, en cambio, cuando tocaba la primera de las diagonales de transición entre canales, la nieve dudosa nos hizo encordarnos. Mientras aseguro a Pablo debajo de unos desplomes se me empapa la chaqueta con el goteo constante.


A partir de aquí fuimos estirando largos a tope de cuerda, ensamblando tramos, aprovechando para practicar metiendo algún clavo (pocos meto yo al año…), incluso pichando algo de hielo en un resaltillo que no recordábamos de otras veces. El terreno es tumbado y no obliga a seguir un itinerario concreto, así que vamos bailando de canal en canal y buscando las rocas para colocar seguros de cuando en cuando.




Cuando ya estábamos saliendo a la arista, la nube abrió y dejó que nos diera un poco el sol. Fueron apenas unos minutos y se volvió a cerrar. Recogido el material, dejamos las mochilas y caminamos los pocos metros que nos separaban de la cumbre.




En la bajada sufrimos con la nieve cada vez más incómoda: lo justo para fastidiar una rodilla. Nos cruzamos con un grupo que subía por la normal, los únicos que vimos en el día, no especialmente bien equipados: bastones de esquiar sin crampones ni piolets.



Todo el día hubo muchísima humedad, la nieve en condiciones bastante guarras, y como no enfríe pronto, va a durar poco. Eso sí, caso de que hiele un par de noches, con el grado de humedad que tiene, se puede poner como el hormigón. Esperemos que suceda y podamos seguir pinchando.
En cualquier caso, lo pasamos bien.

10 km y 1.200 metros desnivel aproximadamente

Gijón 7:15 h
Torrebarrio 9:00 h
Pie de vía 10:30 h
Cumbre 13:30 h
Torrebarrio 15:30 h
Gijón 17:00 h

jueves, 4 de diciembre de 2014

Canal Estrecha a Peña Santa de Castilla

Las ganas de nieve, de invierno y de frío ya me atacan…

Invierno 2008
Juaco Piñera, Bene Santos
Peña Santa de Castilla, Canal Estrecha


Hay inviernos secos, y luego también los hay muy secos.
Este año fue uno de los muy, muy secos.
En una salida en el día, el hecho de no pisar nieve hasta bien arriba suele ser una ventaja. Generalmente en las aproximaciones es más cómodo pisar seco que pisar nieve. Si pisas nieve mejor que esté helada, pero claro eso obliga a cramponar, y las muchas horas de crampones funden a cualquiera.
En esta salida venía con mis amigos Juaco y Bene: en invierno ir tres ayuda a repartir el peso del material y si la escalada no es demasiado técnica apenas retrasa el progreso, ya que los dos segundos pueden escalar muy juntos. Si además somos bien avenidos, como es nuestro caso, te ríes mucho más.
En este día concreto prácticamente no pisamos nada de nieve ni siquiera hasta la boca del Jou Santu. Así de seca era esta temporada.


La Norte de Peña Santa y la Estrecha desde la cumbre del Torco

La Canal Estrecha a Peña Santa es una súper clásica invernal de los Picos. Por supuesto lo ideal es completarla haciendo la cumbre, pero las aéreas travesías hasta la cima suelen estar delicadas, requieren su tiempo y  lo habitual es rapelar desde la Brecha Norte. Si vienes desde casa en el mismo día, como era nuestro caso, con más motivo.
Yo ya había aproximado varias veces sin éxito en temporadas anteriores, así que cuando vi que estábamos en la entrada, que el día estaba azul y la nieve buena, las ganas me aceleraron hacia la canal.

Después del zócalo inferior, buscando el mejor camino por pequeños tubos, montamos reunión a la derecha para encordarnos ya e iniciar la escalada.
Una primera tirada diagonal a izquierdas para luego remontar un pequeño resalte y alcanzar la reunión después de un paso tumbado pero sobre hielo fino.





Después, salida delicada sobre nieve posada en las llambrias seguido de un flanqueo a derechas para meternos del todo en la canal, ahora ya sobre nieve potente y con buenas posibilidades de proteger y montar reuniones a los lados.



El tramo intermedio de transición apenas presenta cambio de ángulo, pequeños resaltes donde disfrutamos de buen hielo.



Luego una tirada a tope de cuerda hasta enfrentar un nuevo murito de cascadas de hielo de excelente calidad. Montamos reunión en su base, y salgo para arriba disfrutando como un enano. Dos tornillos bien duros y pioletazos de los que transmiten confianza.



La salida posterior a campa de nieve más blanda y estirando de nuevo a tope contra la banda rocosa en la que montar reunión sobre friends.
Después toca una trepada fácil en mixto para colocarnos en la Brecha Norte.





Cuando nos juntamos en la brecha, el viento nos zarandea. Miramos hacia el tramo que continúa hacia la cumbre, que todos conocemos bien, miramos el reloj, y decidimos sin discusión plegar velas por hoy, y disfrutar del resto de jornada sin estreses.
El descenso de la canal alterna destrepes asegurados en las zonas fáciles y rápeles en las más tiesas. Todo fue como la seda, y después de recoger el material nos encaminamos de vuelta sobre nuestros pasos hacia la Fragua.







Escalar en la Peña Santa en invierno y en el día desde casa, supone per sé una buen madrugón, salir del coche a la luz de la frontal y casi siempre llegar de vuelta con ella encendida, y con una buena zapateada encima.
Nosotros acabamos bastante machacados, pero contentos, con esa sonrisa boba que se nos pone cuando hemos disfrutado.

jueves, 27 de noviembre de 2014

Categoría especial

Sábado 22 Noviembre 2014
Nando y Miguel Del Pozo
Subida a los Lagos y bajada por la majada de Belbín (44 km aprox, 1.200 m desnivel aprox)


Tenía ganas de hacer este puerto mítico desde hace años, pero lo cierto es que las posibles rutas de BTT por la zona no son muchas, y casi todas las opciones suponen un porcentaje alto de asfalto, del que solemos intentar escapar.
La previsión de la meteo era lo suficientemente mala como para echarme para atrás en intentar ir a escalar. Más aún en el monte, donde las altas temperaturas de los últimos días seguramente habrían dejado la nieve fatal. La última alternativa en desechar había sido el Agero, pero es que allí daban agua segura a partir de las dos, y con que se adelantara un poco no haríamos nada… Total, que la bicicleta ganó enteros y la oferta para la misma era variada tanto en compañeros como en destinos: cuanto más al oriente, más tarde teóricamente llegaba la lluvia, así que los Lagos se definieron como objetivo.
Salimos del zoo de Cangas (100 m) a las diez de la mañana y con cielo azul. En los primeros kilómetros fuimos encontrando algunos grupos de bicicletas, nos manteníamos en un ritmo tranquilo.


Llegamos a Covadonga con la sensación de haber calentado bien: desde aquí las rampas ya empiezan en el mismo desvío donde tiras hacia los Lagos. Tras una breve parada para quitar ropa, comenzamos la subida del puerto propiamente dicho. Imito aquí a mis compañeros y meto plato pequeño, para ir jugando con los piñones.
La carretera, tantas veces recorrida, se ve de otra forma apretando los pedales. Voy reconociendo los tramos y ninguno se me hace extraño. La luz otoñal y los colores en estos primeros tramos boscosos distraen la mente de la pendiente constante.
Pronto estamos afrontando la Huesera, zona mítica en cuyo comienzo una señal de tráfico te anuncia 15% de desnivel, y en el mismo sitio y en el suelo una pintada dice 16%. Conscientes de que queda mucho puerto después de este tramo, vamos subiendo de forma conservadora. No obstante, hemos divisado a dos ciclistas unos cientos de metros por delante, y yo no puedo evitar el involuntario impulso de competición (no sé de dónde me viene), de ponerlos en mi punto de mira e intentar darles caza.
Miguel viene muy bien, pero a sus quince añitos no ha subido apenas puertos largos y a ratos se va descolgando, así que Nando se queda a esperarlo. Yo sigo adelante con la otra pareja a tiro. Los paso a los pocos cientos de metros cuando ya volvemos a retorcernos en curvas después del Mirador de la Reina. A partir de aquí, sin nadie por delante y con los amigos descolgados, pedaleo a mi aire disfrutando del momento. En el suelo las pintadas de ánimo a los ciclistas, algunos conocidos para mí, otros no. El día sigue bueno (las previsiones fallando como tantas veces), y la temperatura muy agradable para estar ya a dos tercios de otoño: voy en camiseta y culote corto.
Por fin corono y asomo al lago Enol (1.150 m). Son las once cuarentaicinco. Desde Covadonga son once kilómetros, algo más de diecisiete desde Soto de Cangas, donde hemos dejado el coche, me ha parecido un puerto fantástico. Mientras espero a los amigos aprovecho para sacar alguna foto y comer algo.





Cuando nos reagrupamos seguimos dirección a Buferrera.
Abandonado por fin el asfalto y apenas cogida la pista, un guarda del Parque nos dice que no podemos ciclar por allí, que está prohibido e indicado en varios carteles (ya lo sabíamos); nos apeamos y con las bicicletas de la mano, caminamos un buen tramo por la pista dirección a la majada de Belbín. Las vistas hacia los perfiles del Central con el Torrecerredo y sus vecinos, así como los más cercanos de la Torre de Santa María y Cebolledas nos acompañan un buen rato.





Superado un pequeño collado llamado la Llomba Cangas (1.150 m), ya fuera del alcance de la vista de nadie, y aunque aquí sigue estando prohibido, nos subimos de nuevo a las bicis: nos parece realmente ridículo caminar con la bicicleta de la mano por una pista ancha y bien marcada por el paso de los todoterrenos.
La majada de Belbín es realmente preciosa: corrros de cabañas en medio de amplias camperas. Aquí, no sé si por respeto, por miedo, o por una mezcla de ambos, volvemos a apearnos y caminamos por la mullida hierba hasta el pequeño collado que nos saca hacia otra majada.




Tenemos ahora un tramo de camino empedrado que nos hace echar las bicis al hombro por un cuarto de hora; gira hacia la izquierda buscando un paso poco evidente, pero que una vez ganado nos abre amplia perspectiva hacia la impresionante vega de Comeya a la izquierda, y hacia nuestro valle de bajada a la derecha, el de Gamonedo y más tarde hacia el pueblo de Demués. Vemos nuestra pista ahora casi al alcance de la mano, serpentear luego hasta las profundidades de los valles perdiendo muchos cientos de metros de altura.

  



Desde que cogemos la pista la bajada es muy rápida. Tramos muy cuestos de hormigón alternan con kilómetros de pista de tierra con unas vistas preciosas. El día sigue perfecto. Paramos de vez en cuando a disfrutar el paisaje de los valles y cordales cercanos: el famoso pueblo de Gamonedo se destaca a nuestra izquierda.
La espectacular pista se termina en Demués, cuando ya llevamos casi 8 km de bajada continua. Seguimos ahora por carretera estrecha y cuando ya nos parecía que la bajada era infinita, empalmamos en Benia (12 km de bajada y 800 metros de desnivel perdidos) con la carretera general que une Cangas de Onís y Cabrales. Desde aquí, pasando por Mestas de Con, por Intriago, por  Corao, intento no descolgar del todo de mis amigos: me esfuerzo sobre desarrollos de plato grande por primera vez en el día. Ellos levantan el pie varias veces para que reenganche, pero no les aguanto el ritmo. La parte final para llegar a Soto de Cangas se me llega a hacer larga.





Llegamos al coche a las dos menos diez de la tarde: nos ha llevado un poco menos de cuatro horas para lo que me ha parecido un recorrido fantástico, con un puerto mítico, pasando luego por solitarias majadas en las faldas del macizo del Cornión. Todo esto gracias a Nando, que actuó hoy como guía: él había hecho la misma excursión el pasado verano pero en dirección contraria (probablemente más dura). Fue por entonces explorando en solitario, sin referencias, sin haber encontrado el trak en internet, sino a la antigua, tirando de mapa y de intuición, encontrando aquel día esta fantástica excursión que hoy compartimos.

Desde luego una mañana buenísima (y sigue haciendo sol).

Gijón 8:30 h
Inicio pedaleo Soto Cangas (100 m) 10:00 h
Covadonga (200 m) 10:25 h
Lago Enol (1.150 m) 11:45 h
Belbín 13:00 h
Soto de Cangas 13:50 h

Gijón 15:30 h

domingo, 16 de noviembre de 2014

Noviembre como debe ser

14 Noviembre 2014
Rafa Belderráin
Intento Peña Ubiña (2.417 m)

Cuando la previsión es mala y te pones las botas junto al coche bajo la lluvia, cuando la visibilidad es muy reducida por la nube metida, y las manos se te quedan tiesas a pesar de los guantes... todo parece indicar que lo razonable sería darse la vuelta y ir a tomar un café a techo. Con todo y eso, tu colega sigue tirando para arriba charlando despreocupadamente de temas varios. Y yo encantado. Está claro que tiene gustos similares a los míos...

Camino del Meicín: poca nieve y nube cerrada
Tercer viernes consecutivo por el monte. Por tercera vez también salida de medio día por la zona de Ubiña en busca de unas horas de montaña, de entreno y de disfrute. Hoy el tiempo está claramente peor: el invierno está entrando. Aunque hay bastante menos nieve que la semana pasada, esto es así; la nieve entra, se quita, vuelve a entrar... y el suelo se va enfriando para acabar manteniendo el manto blanco por meses... En la mochila apenas nada: un forro y la frontal (nunca se sabe), el resto ya va puesto.



Desde el coche la lluvia venía cayendo sin parar. Ahora parece que escampa e incluso vemos algún parche de cielo azul por entre el marrón. Espejismos. Al poco rato la lluvia cambia por nieve y el viento va arreciando hasta rachas que me desequilibran a pesar de los bastones.
Vamos hacia la normal de Peña Ubiña, pero camino del collado de Terreros ya dudamos de que vayamos a llegar a ninguna parte hoy. Al abrigo de un pequeño resalte paramos a ponernos lo que nos queda de ropa y continuamos para arriba.


Echando de menos los crampones
Buscando las zonas menos expuestas al viento vamos haciendo zetas entre la hierba, la piedra suelta, y la nieve, aumentando la proporción de la última con cada metro que ganamos. 
Debemos estar por encima de 2.350 metros, enfilando los últimos metros para alcanzar la arista, cuando los neveros muy helados nos hacen detenernos. Conocemos bien el sitio y el riesgo potencial del canalón a nuestra derecha. El sentido común (más el de Rafa que el mío) nos hace decidir dar la vuelta. Apenas a un cuarto de hora de la cumbre, pero no tenía sentido seguir sin pinchos.
Una pena no haberlos traído: habría sido una tarde redonda tocar cima en mitad de este lío.



De bajada, el viento sigue dándonos sin miramientos. Paramos en el refugio del Meicín a tomar un caldo, calentar el cuerpo, y ver lo acogedor que está por dentro.
A los pocos minutos salimos para abajo.
A las siete en casa.

Tuiza (1.250 m) 14:30 h
Ultimo punto alcanzado (2.350 m aprox)
Tuiza 18:00 h