LA MONTAÑA COMO PASIÓN, COMO ESCENARIO INFINITO SOBRE EL QUE DISFRUTAR INTENSAMENTE DE LA VIDA,
DONDE ESCALAR, ESQUIAR, PEDALEAR, CORRER, CAMINAR...
DONDE LOS AMIGOS, EL ESTILO Y LAS FORMAS CUENTAN, Y MUCHO

viernes, 31 de diciembre de 2010

Tres Concejos

Domingo 26 Diciembre 2010
Tres Concejos 2014 m desde Pendilla 1320 m

Juan y Juaco Piñera
Rosa Fernández
Pablo Luque
Salva, Patricia, Nico y Luz

Recojo a los hermanos después de rascar el parabrisas del coche, que marcaba 2.5º delante de casa, y tiramos dirección Campomanes, donde habíamos quedado con el resto. Una vez allí, nos reagrupamos para dejar algún coche y salimos dirección Pajares con tráfico de gente que sube a la estación. El termómetro sigue bajando, y aunque no se ve demasiada carga de nieve, lo cierto es que desde el desvío de la general hacia Tonín y Pendilla vamos sobre blanco todo el rato. La cosa se va poniendo seria: -10, -12-, -14, esto empieza a asustar. Con atención al volante llegamos al pueblo, donde apenas queda sitio para aparcar con la nieve acumulada por la pala: mi coche ha llegado a -17, el de Luque a -15, dejémoslo en eso, unos meros -15 en Cordillera ya es frío, además son más de las nueve de la mañana...

Preparativos en Pendilla a -15ºC
Poner las pieles, calzar las botas, rematar las mochilas, todo se hace entre soplidos a las manos para que no se enfríen del todo, la piel se tensa y hay que prestar atención a los objetos metálicos y afilados, es muy fácil cortarse. Por fin arrancamos foqueando por en medio de las casas, esquivando a las yeguas que imagino han bajado buscando abrigo, algo que comer y la sal de la máquina, sobre todo esto último.


La pista hacia la collada Propinde se hace llevadera y vamos charlando y esperándonos unos a otros. Hay nieve pero bastante justa, se ve asomar mucha cotolla, con lo peligroso que eso es cuando estás bajando. Tenemos por delante huella de dos esquiadores, a los que cogemos en las zetas de la collada. Se me salen de la fijación las dos botas de forma muy extraña, es como si patinaran en la puntera: limpiando una pequeña placa de hielo consigo que no se repita. Seguro que se formaron después de cruzar el riachuelo de más atrás...
Rosa y su permanente sonrisa

La vista hacia el Robequeras o pico del Cuadro no recomiendan tirar a encadenar más cumbres, sus palas están  menos cargadas que esta por la que subimos, no merece la pena hoy.


Ultimas zetas antes de la cumbre
Por fin, en medio de un frío intenso y algo de viento, hacemos cumbre: a pesar del cielo azul está bastante desagradable, así que sin demora quitamos pieles, ajustamos botas y vamos saliendo a disfrutar los giros hasta el collado: primero Luque y Rosa, estilo y técnica, luego Juaco y Salva igual, detrás Juanín, como siempre, como el monitor que es, se preocupa de los menos duchos como Patricia, o los directamente torpes como yo, y nos marca los giros amplios por los que bajar tranquilos.



Llegando al falso collado vemos venir a Luz y Nico, que habían salido algo rezagados, decidimos subir de nuevo con ellos: es temprano y la cumbre no está lejos, así disfrutamos un poco más de descenso, y de paso foqueamos otro rato. Luque y los Piñera se tiran por un pequeño tubo que baja hacia el valle. Nos veremos luego.
El descenso, ganado a pulso

Volvemos a poner pieles, aflojar botas, y a enfilar huella hacia arriba. Al  cabo de un rato vuelvo a tocar la cruz, y repetimos operación: fuera pieles, apretar botas e iniciar el descenso: esta vez, es un espectáculo ver a Nico surfeando con la tabla, velocidad y control.


Nos reencontramos todos en el collado después de esperar unos minutos por los otros tres que subían mientras nosotros girábamos bajando. La media ladera y la pista se hacen más aburridas, pero la conversación es animada y el paisaje muy guapo. Al llegar de vuelta al pueblo compruebo la temperatura del coche, -2.5, no ha subido de 0 y eso que serán sobre las dos de la tarde.... Los coches están marcados de extrañas huellas en ventanas y aletas: las yeguas nos los han relamido de arriba abajo aprovechando la sal pegada.
Parada en casa Maragato para tripear un poco del chorizo, queso, jamón y vino típicos, todo con el glamour del local y sus empleados, tan amables como siempre. Conversaciones en torno a Perú, Chile y otros países visitados por mis amigos: aprendiendo nombres, usos y costumbres, nunca sabes cuándo te van a ser útiles.
A las cinco y media en casa.
Primera esquiada de la temporada, que no por ser una cumbre repetida otras temporadas ha sido menos disfrutada.
Una buena ficha técnica en el blog de Brojos, junto a otras cuantas muy interesantes.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Detrás de casa

Domingo 19 Diciembre 2010

Los alrededores de Gijón son propicios para la bicicleta de montaña, justo detrás de mi casa empieza el parque fluvial, una alargada mancha verde con caminos de tierra pisada que llegan hasta La Camocha, y también la ruta del Peñafrancia, hacia Deva. La mañana del domingo aproveché para uno de mis recorridos favoritos: la subida al Fario. Dentro de las muchas opciones posibles, escojo la más rápida, ya que tengo poco más de dos horas disponibles: iré por Caldones y por el Bosque de Pinos, son casi setecientos metros de desnivel pasando por paisajes variados, con menos de un 10% de asfalto. No sé los kilómetros, nunca lo he medido y tampoco me preocupa.
Salgo de casa a las 10:40, con muy poca gente aún por el parque pedaleo abrigado siguiendo el curso del río hasta el cruce con la carretera de la Pola, aquí abandono el camino del parque para coger un carreteruca estrecha a la izquierda, que pronto se convierte en caleya, y que sube serpenteando hacia La Bombilla, Caldones, con algún tramo de plato pequeño sobre graba suelta. Las primeras rampas me hacen sufrir, pero poco a poco voy calentando y el chubasquero con el que salí de casa ya me sobra: aprovecho para quitarlo al parar a coger agua en el lavaderu habitual. Los meses sin coger la bici parece que se notan menos que con el correr o el escalar, aguanto mejor la forma: esto lo compruebo con las clásicas “cuestas test” en las que tengo controlados los desarrollos con los que me mido desde hace años y veo que, aunque sufra, consigo superarlas.

Voy dejando atrás las últimas caserías, donde los perros me ladran sin piedad,  llegando a los ocalitales del Monte Deva, en los que apenas entro para abandonarlos con dirección al Bosque de Pinos: Este es un cordal muy guapo que culmina en la cumbre del Fario y continúa en forma de herradura por Cuatro Jueces, rodeando el valle de Rioseco y separando a éste del vecino valle de Peón.

Para llegar a la cumbre aún hay que superar unos cuantos repechos fuertes, que tapizados de agujas, olor a resina y con la luz invernal, ofrecen un escenario muy guapo en el que sufrir apretando los pedales. Es importante mantener la concentración si se quieren “encadenar” estos tramos, a veces es igual de importante que tener la fuerza o la resistencia, el hecho de escoger bien el trazado entre los baches o las piedras, y ajustar la postura del cuerpo para que la rueda delantera no se levante y mantener el peso en la trasera asegurando tracción. Todo esto te mantiene entretenido para no escuchar los latidos del corazón saliendo por la boca, o el ardor de las piernas protestando.
Llego a la cima y miro la hora, son las 12:15: me ha llevado algo más de hora y media, está bien. Como siempre, me subo al vértice geodésico y tiro alguna foto.



Me abrigo de nuevo y arranco hacia abajo. Enlazo con dos chavales que empiezan a bajar ahora también: en toda la subida sólo encontré algún solitario caminando, pero ahora sí nos cruzamos con bastante gente subiendo en bicicleta (o empujándola en algunos casos). Saludos cordiales de ánimo. Me quedo solo de nuevo, estos tíos bajan demasiado fuerte para mí… A la 1:10, después de unos 45 minutos de bajada, estoy en el portal de casa, a tiempo para los siguientes compromisos, cansado pero contento.

sábado, 11 de diciembre de 2010

El Friero en el día

2 Marzo 2009
Bene Santos
Torre del Friero 2445 m, Canal Norte, 1100 m aprox. D Sup (según condiciones)

Las cosas cambian. Y rápido.
Cuando yo empecé a ir a Picos el plan era diferente. Normalmente nos planteábamos las visitas para varios días; uno para aproximar, otro para la actividad y bajar, o incluso otro más para la bajada. En aquella época teníamos más tiempo y además creíamos que necesitábamos más días para hacer las cosas. Porteábamos el material de vivac, comida y ropa para varios días, dormíamos en el monte… Aquello tenía mucho encanto y lo echo de menos.
Restos de una enorme avalancha que bajó del lado de Jermoso,
la Sur de Peña Santa de fondo
La vida va apretando las clavijas y cada vez tengo menos oportunidades y tiempo para ir al monte (seguro que parte de esto es culpa mía). "El hambre agudiza los sentidos”, se impuso un cambio de estrategia: en lugar de subir para varios días, porteando peso extra y estar “cerca” de la actividad, ahora aligeramos al máximo, madrugamos más y vamos en el día. Recuerdo muchos días de invierno, en la cueva de la Fragua en el Cornión, que nos daban las ocho y pico desayunando: ahora nos levantamos en casa, conducimos el trayecto, subimos desde PandeCarmen y todavía pasamos por la Fragua antes de esa hora. Por supuesto, hemos perdido el encanto del camping gas, de la conversación animada con los amigos, del trago de whisky o de orujo en el saco… A cambio, puedo seguir haciendo cosas en Picos, y en cierto modo, en mejor estilo.

Los primeros metros de la canal, muy rápidos





Así en los últimos años, con distintos compañeros he podido ir haciendo en verano Franceses a Peña Vieja, la Sur clásica a Peña Santa, alguna Este o Norte al Picu, o ya en invierno la Estrecha a Peña Santa, el Torco, el Marqués, o el mismo Picu, en todos los casos en el mismo día desde casa. Por supuesto que todas estas son actividades de dificultad baja, y que para cosas serias o en sitios más remotos (pocos), hace falta más tiempo, y por tanto obliga a dormir en el monte.
En este plan fue como, en el último fin de semana de Enero de 2009, Bene y yo decidimos intentar el Friero en el día desde casa, en Gijón.
Por supuesto hay que madrugar un poco, salimos de casa a eso de las seis y media. Las dos horas y cuarto de coche son difíciles de recortar, aparcamos en Cordiñanes y entre que nos pusimos las botas eran cerca de las nueve cuando arrancamos. Las mochilas van todo lo ligeras que podemos: llevamos sólo una cuerda de ocho y medio, tres tornillos, cinco o seis friends, un juego pequeño de fisureros  y un par de clavos de roca. A eso le sumamos unas expres y estamos listos. Asotín es dura la hagas como la hagas, así que no queda más que agachar la cabeza y pensar en otra cosa.
La primera nieve que pisamos saliendo del bosque está bien helada, buena señal. En el valle alcanzamos a una pareja que durmió por la zona y que están de paseo, sin material, nos acompañan hasta la entrada de la canal. Seguimos subiendo a ritmo y para las once estamos en la entrada:  la nieve sigue muy buena, así que nos ponemos el arnés y el casco, sacamos los piolets y seguimos para arriba sin demora. El primer resalte no existe, está cubierto. La canal tumba en la zona intermedia y avanzamos bien. Después del ensanche llegamos a un segundo resalte pequeño, lo hacemos desencordados.





Otro tramo hasta un nuevo paso donde sí sacamos la cuerda y los trastos, que para algo los porteamos... No tiene complicación, el hielo está muy bueno.
Segundo resalte, sacamos la cuerda



Llegamos a la zona del bloque empotrado, tiro delante y pasamos por un túnel muy estético con hielo bueno en el que coloco algún tornillo. Nada que ver con la vez que lo hice con Estivi y Juaco, allá por el 95, cuando para pasar tuve que hacer hasta estribos y echar algún cagamento....


Súper estético túnel en el bloque empotrado
Ahora tira Bene delante, estamos acercándonos al final del corredor, un par de largos más muy guapos y llegamos al escape: recogemos el material y salimos hacia la cumbre.























Ambiente de Goulotte


Disfrutando los últimos metros de escalada












































La nieve continúa en condiciones. En la arista vemos a otros dos tíos que están llegando a la cima.


La cumbre al alcance de la mano

Después de sufrir un poco con estos metros finales que parecen no terminar nunca, por fin llegamos a cumbre. Hemos tardado un poco más de dos horas desde la entrada a la canal: estoy muy contento con el horario.

Últimos metros
Los dos tipos son de León, puretillas, y han subido todo desencordados; cómo anda la gente! pero ellos también se sorprenden cuando les decimos que venimos de desayunar en casa: ellos durmieron en Cordiñanes.
El Friero mide 2445 metros, y el pueblo está a 860 metros, hemos hecho un desnivel de casi mil seiscientos metros y estamos algo cascaos. El día está espectacular y disfrutamos del ambiente y de la cumbre: comemos, bebemos, tiramos alguna foto y arrancamos para abajo, que aún hay que explorar la bajada hacia Asotín, que no conocemos.


Clásica foto de cumbre
El descenso sigue siendo muy guapo, bajamos aún de crampones por enormes campas heladas hacia el embudo de la canal: Aquí la intuición y la suerte nos hicieron acertar bien con la instalación de rápel que hay para librar el único cortado de unos quince metros que nos posa en terreno conocido. De aquí abajo es correr, alcanzamos el bosque y descendemos la aérea canal ascendida esta mañana. Llegamos al coche con muy buen horario, contentos de la actividad y machacados, como debe ser. Por supuesto, cogimos la canal en condiciones fáciles y bien helada.

Resumen del día:

Salida Gijón 6:30 h
Cordiñanes 8:45 h
Inicio caminata 9:00 h
Boca Canal 11:00 h
Inicio Canal 11:15 h
Cumbre 14:30 h
Inicio descenso 15:00 h
Cordiñanes 17:15 h
Gijón 20:30 h

A los pocos días de esto, el amigo Javi, después de que le comentara yo el buen estado de la canal, se hizo la siguiente salvajada en solitario: le dejan a las once de la noche Pozo del Alemán, subió a la Torre de Santa María abriendo una variante a la izquierda de Pili-Cristina, bajó al Jou Santu, subió a Peña Santa de Castilla por el Ojal, bajó por la Estrecha de nuevo al Jou Santu, bajada de canal hasta el Cares, Cordiñanes, subida de canal de Asotín, Canal Norte y cumbre del Friero, y todavía continuaba con intención de hacer Peña Vieja (sí Peña Vieja!) cuando paró por molestias en una rodilla (yo hubiera necesitado dos prótesis). Todo esto en el día y en solitario. Por cierto, que el tío me lo contó de refilón en medio de una conversación meses más tarde. Está bien tener referencias de los gallos, para que no se le suban a uno los humos.

...Tengo que afilar los pinchos, llega otra temporada.


miércoles, 1 de diciembre de 2010

XXI Ruta Santa Bárbara 2010

Domingo 28 Noviembre 2010
Chus Rivas, Dani Martínez, Tito Rodríguez

Este año tocaba de Sama a Mieres, son unos 14 kilómetros, y yo nunca la había corrido pero me apetecía. Acabó siendo una experiencia de las que dejan ganas de repetir.

Salgo de casa hacia las nueve y cuarto, ¡nieva! ¡en Gijón!... la cosa pinta interesante. El coche marca 1,5º y tarda en desempañar lo suyo. Por la Minera la termómetro sigue bajando hasta 0º a la altura de Noreña. Habíamos quedado en Sama para recoger los dorsales; al llegar ya se ve gente por la zona en ropa de deporte, aún abrigados: en el suelo hay una capa fina de nieve aguada, a ratos llueve a ratos nieva, pero los ánimos están altos. Tiramos con los dos coches hacia Mieres para dejar uno allí y recoger a Tito: lleva corriendo las 20 ediciones anteriores y esta tampoco se la quiere perder.
Hacemos el trayecto por la carretera de San Emiliano: está nevada y hay que prestar atención. La temperatura sigue muy baja y trapea con intensidad. En Mieres la cosa pinta igual, después de pensar la logística de mochilas, ropa y demás, nos juntamos en mi coche para volver a Sama, algo apurados ya de tiempo. Charlando animados llegamos y aparcamos; dentro del coche nos colocamos los dorsales, fuera hace 1º y nieva. Una vez listos tiramos hacia el punto de salida, pero a medio camino cruzamos a un voluntario de Protección Civil que nos informa, cinco minutos antes de la hora de salida, de que han cancelado la carrera: ¡vaya chasco!
Rodeados de gente con cara desconcertada (algunos en camiseta de tirantes, estos igual estaban hipotérmicos además de desconcertados) llegamos a la zona de la salida oficial; me encuentro con Arturo que no lo ve claro, el caso es que ahora en el cielo se empieza a dejar ver el azul... Yo quiero correr; después de madrugar, el rollo de los coches y demás, hay que correr aunque sea de forma extraoficial. Como mis amigos piensan igual y también hay más gente que piensa lo mismo, al cabo de unos pocos minutos nos damos la salida a nosotros mismos y arrancamos trotando tranquilamente por el paseo del margen del río. Delante vemos otros grupos que ya han salido antes.
La carretera está muy guapa, con los prados y los árboles de alrededor nevados, es un paisaje invernal agradable para correr: todo será que se tuerza de nuevo el tiempo... Pero no, sigue aguantando mientras nos vamos elevando por las curvas de Cuestanaval y El Carmen: aquí llaneamos hasta San Tirso y a partir de aquí, en el kilómetro nueve y medio de los catorce totales, empezamos el descenso hacia Mieres. Vamos tranquilos hablando cuando nos cruzamos con gente que ha bajado corriendo hasta Mieres y vuelve de nuevo  hacia Sama, estos sí que son atletas.
Alcanzamos finalmente a la zona urbana y después de un breve callejeo llegamos al parque donde estaba prevista la meta: allí unos pocos nos reciben con aplausos, entre ellos la mujer de Tito y la de Dani con los niños.
Ha estado muy bien, sin ser carrera oficial el ambiente ha sido relajado (aunque tampoco hubiera sido tenso siendo oficial) y la nieve ha dado un toque al paisaje. Por supuesto, la compañía cuenta. Lo he disfrutado y espero repetir el próximo año: a ver qué depara la meteo.