LA MONTAÑA COMO PASIÓN, COMO ESCENARIO INFINITO SOBRE EL QUE DISFRUTAR INTENSAMENTE DE LA VIDA,
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lunes, 26 de abril de 2010

El Baño de Realidad

De vergüenza.

Alcanzas un nivel de forma y te crees que lo vas a mantener para siempre, que se va a aguantar ahí él solito.
Entrenando y escalando menos asumes que vas a bajar algo, que tu nivel va a disminuir en alguna letra o incluso algún número de la escala de dificultad. Pero confías en que esos números mínimos "de decencia" que tienes en la cabeza, esos que hacen que no te avergüences de ti mismo, se van a mantener por sí solos y para siempre.

Nada mejor que un buen Baño de Realidad para darse cuenta de lo difícil y lento que es el proceso de ascenso, y lo fácil y rápido del proceso de descenso.

El sábado, después de mucho tiempo, fui con Chus a Quirós; mi zona de escalada por antonomasia, donde aprendí mis primeros pasos y me forjé como escalador de roca. Ya en la aproximación notaba que las paredes me parecían más difíciles de lo que recordaba, los pies de vía me intimidaban. Bajo un sol abrasador aprendí por el método duro lo muy mal que estoy de forma: sobre vías que siempre utilicé para calentar notaba cómo los antebrazos se me hinchaban, los pies se apoyaban con torpeza en las gotas de agua, y la fluidez demostrada antaño se había convertido en una torpeza asombrosa. Recordaba a Miguel llamando Nureyev con infinita sorna a algún amigo de aptitudes limitadas.

Por vergüenza torera (más bien vergüenza escaladora) conseguí terminar disimulando los tes o cuatro 6bs que me planteé para "calentar". A partir de ese momento me refugié cobardemente en el toprope de la vía que Chus estaba probando, Osiris, un 7b de bonito nombre para una vía bastante fea. Aunque yo sabía que lo único que hacía sobre esa vía era huir del resto de las que tenía delante y que no me atrevía a tocar siquiera.

Los días de Gloria han pasado, de rentas sólo pueden vivir los muy ricos, y aún así, por un tiempo limitado; toca volver a entrenar o vender el material.
Esto es lo guapo de la escalada, que no todos pueden, que el reto está en que es difícil e intimida.
Te vas a enterar de lo que vale un peine.

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